La realidad puede llegar a ser muy fragil.
Esa realización de que las cosas tal vez no estén tan bien como aparentan serlo, estarlo .
Esa realización de que el techo que te mantiene seco, tu mundo entero, se sostiene sólo por una endeble viga de un material creado sólo con esperanzas. Con las posibles lágrimas de tus ojos.
Tan sólo si te dieses cuenta del peligro en que habitas cada día, vives y duermes bajo un techo a punto de colapsar, en un mundo que intenta liquidar tus sueños. Pero seguimos entrando por una puerta que nos grita sin voz sobre el peligro que sigue luego de su arco desgastado.
Lo maravilloso está tanto en darnos cuenta de esto, de esa epifanía que puede llegar a destruirte, como en no hacerlo. Porque muchos caminamos cada día al borde del abismo, pero nunca hemos caído. Lo maravilloso no es sólo lo que tenemos presente. Si no lo que desconocemos y aún así nos mantiene en el camino.